sábado, 24 de marzo de 2012

Un grito de corazon.. Racing campeon (2001)


A 9 años de Racing campeon del Apertura 2001 ( 27 De diciembre de 2001) 



 

 

Tanta espera no podía terminar de otra forma. Jugadores, cuerpo técnico y el pueblo académico transformaron el jueves 27 en un día fantástico. los festejos del  recorrieron la argentina e incluyeron una recorrida por los canales y una cena en la que se cantó y brindó hasta la madrugada. 
Todo lo que cantaban era poco. Las dedicatorias a River, a Boca, las más fuertes para Independiente. Todas las canciones de la popular y todos los pasos de baile que ensaya y protagoniza el pueblo. La tarde y la noche del 27 de diciembre fueron tan largas como largos fueron esos treinta y cinco años y los jugadores 
de Racing, junto a sus hinchas, convirtieron ese momento en parte de la historia de oro de un  que a tanta espera le puso tanta fiesta. Por eso la vuelta olímpica y la celebración dentro del campo de juego fue tal vez la más extensa que se recuerde de un  campeón en la Argentina. Duró 50 minutos. 
Y tuvo un símbolo. Cinco minutos después del pitazo final de Brazenas, todos los campeones se metieron en el vestuario y el estadio completo pareció entrar en estado de calma. ¿No había más fuerza en las gargantas? 
No, era que un pueblo estaba llorando. Había llegado el día R, y los que creían y no creían se abrazaban como sólo se abrazan los que vuelven de la guerra. 
Duró nada más que un rato. Los jugadores volvieron (habían dejado la  histórica en sus bolsos) para empezar la danza masiva y la gente recuperó la voz, dejó de llorar y empezó a tocar la música que venía del alma. 
“Somos campeones/ la puta que los parió”. 

Unos treinta mil hinchas en Liniers y otros treinta y cinco mil en El  conformaron el coro más grande que haya tenido un equipo en dos estadios a la vez. 
Los jugadores comprobaban en carne propia lo que es la felicidad en el fútbol. Se colgaron en el arco del lado de la popular. Se lanzaron media docena de veces sobre el césped en ese estilo que Boca importó, hace un par de temporadas, para los días en que se alza una copa. 
Y Copa también hubo. Una de cartón que alcanzó un hincha y que  la paseó por toda la cancha para que las tribunas enloquecieran. 
Era el momento en que estaban permitidas todas las ceremonias, incluida la del perdón para Martín Vitali, quien con un pase de pecho había permitido que Chirumbolo marcara el 1 a 1 y con él, el sufrimiento. 
“Miren, miren que locura/ miren, miren que emoción/ Vitali se fue del Rojo/ vino a La Academia para ser campeón”, le gritaron los hinchas. 
“Fue emocionante. Los hinchas entendieron que uno, a veces, dentro de la cancha toma una decisión equivocada y las cosas le salen mal”, dijo Vitali. 
El momento de Liniers había terminado. Al menos su fase uno. La de la impactante relación entre hinchas y jugadores. La fase dos serían las declaraciones, ya con el corazón palpitando al ritmo de cualquier ser humano. 
“El fútbol me dio muchas satisfacciones, pero nunca sentí tanta emoción como hoy. Fuimos paso por paso, pero cuando faltaba poco ya me largué a decir que saldríamos campeones. Lo presentía porque sabía con qué grupo estaba trabajando. Fuimos dignos y legítimos campeones, nadie lo puede dudar. Y si el periodismo criticó nuestro juego, yo lo respeto, aunque no comparta muchas cosas”. (Reinaldo Merlo) 
“Este equipo fue muy parejo y se entregó siempre. Yo lo festejo también con la camiseta de mi país, Colombia, porque lo siento así de hondo. Esto es lo máximo para mí. Me siento como si estuviera viviendo un sueño. ” (Gerardo Bedoya) 
“¿Qué vamos a hacer con el auto?, ¿lo vamos a sortear?”, preguntó Úbeda a sus compañeros después de recibir el regalo en el programa de Tinelli. 
“No tengo mucho que decir. Esto hay que disfrutarlo, nada más que disfrutarlo” (Gustavo Campagnuolo) 
“Comparto el título con toda mi familia. Es un título merecido, para llorarlo de la emoción. Si tuviera que destacar cuatro cosas del Racing campeón es: sacrificio, hambre, ganas de buscar la gloria y los huevos para conseguirla. Hemos quedado en la historia”. (José Chatruc) 
“Nos jugamos la vida y se consiguió el puntito deseado. Nadie confiaba en este equipo. Decían que no jugaba a nada y ya ven. Espero que el próximo campeonato sea de Central, mi ex club, el que me dio todo y en el que me faltó dar una vuelta olímpica”. (Gabriel Loeschbor) 
“No fuimos un equipo lujoso, pero alguien tiene que reconocer que a veces nos tocó jugar bien. Cuando me decidí a venir a Racing todos me dijeron que estaba loco, que este club era un quilombo, con 35 años sin títulos, lleno de frustraciones. Pero se formó un grupo inteligente que supo hacer las cosas con criterio y que por eso es campeón”. (Gustavo Barros Schelotto) 
 
Para arriba La fiesta siguió en el estudio mayor de Telefé, donde Marcelo Tinelli los esperaba para el Show de VideoMatch. Fueron directo desde la cancha de Vélez. El plantel ingresó por la puerta lateral para evitar el tumulto que habían generado los hinchas que esperaban para saludar al equipo campeón. Y así, mientras detrás de cámara observaban las notas de Diego Korol en medio de la vuelta olímpica y esperaban el momento de salir a escena, se produjo el primer episodio curioso. El inefable Oso Arturo, archirreconocido hincha de Independiente, sacó una camiseta del Rojo y comenzó a flamearla delante del plantel sabiendo que mientras la lucecita roja de la cámara estuviera encendida su vida no correría peligro. Una verdadera provocación de la que el Chanchi Estévez y José Chatruc tomaron nota enseguida. “Ya vas a ver”, le decían los jugadores en el inconfundible idioma de los gestos. Y apenas se desató el baile, una vez que el propio Tinelli mencionó, uno a uno, a todos los integrantes del plantel –incluso a los que ni siquiera estuvieron en el banco de suplentes como Manuel García o el pibe Carlos Ramos o Cristian Ríos–, tanto Estévez como Chatruc decidieron hacer justicia por mano propia con el pobre Oso. “¿Así que vos sos de Independiente?” “¿Vos eras el que diste la vuelta con el equipo que ganó la Supercopa?”, le decían mientras se le tiraban encima. 
Javier Lux no lo podía creer y no paraba de agradecer a todos. Tuvo un detalle que lo enaltece. Su remera llevaba un reconocimiento a Tita Matiussi, aquella mujer, aquella madre de cada uno de los chicos que vivieron en la pensión de la Academia. Estévez, el más eufórico, esta vez no le dedicó el título a la esposa de Cardetti –de eso se encargó una de las letras de las canciones de VideoMatch– pero sí a los de River en general. “Es para Cebollitas, el subcampeón”. Otra de las canciones hablaba de los simpatizantes famosos y no faltó la ironía con Mirtha Legrand: “Es la única hincha de Racing viva/ que vio al equipo dos veces campeón”. Allí, además, mostraron públicamente las nuevas camisetas, un modelo de Topper con la inscripción “Campeón 2001” que seguramente batirá récords de ventas en las próximas horas. 
A un costado, casi fuera de cámara, Mostaza Merlo y el Polaco Daulte seguían tan inseparables como el primer día. Y se fueron al corte justo cuando Tinelli había prometido una computadora de Garbarino para cada jugador. Pero el rostro de Fabián Scoltore, el hombre que tiene que dar el sí final, no estaba demasiado convencido. Entonces llegó la sorpresa. Un regalo extra. Un Citroën Xsara gris cero kilómetro para repartir entre todo el plantel. Para recibirlo se quedaron Úbeda, Loeschbor y Estévez, mientras el resto pasó a otro estudio donde los esperaba un lunch. El calor de las luces era asfixiante, por eso Mostaza, paso a paso, esquivó con un amague a Pachu Peña y no paró hasta hacer contacto con una botella de Pepsi Light. Luego, ya que estaba ahí, atacó a los sándwiches y los saladitos. Los jugadores siguieron su camino. “Qué querés, con esta ansiedad casi ni comimos”, deslizó uno. Sólo faltaban Úbeda, Loeschbor y Estévez, que seguían embelesados con el Citroën. “¿Qué vamos a hacer? ¿Lo vamos a sortear?”, preguntaba el capitán Úbeda. El Chanchi Estévez no lo escuchaba, todos sus sentidos estaban puestos en el interior del auto. Se sentaba, pasaba los cambios, acariciaba al tapizado como si fuera un chico... Hasta que alguien lo volvió a la realidad. “Che, no coman que ahora la seguimos en el restaurante La Rosa Negra”. Allá vamos. 
Cultivo esa rosa negra. En San Isidro, el elegante restaurante, a tono con la dirigencia de Blanquiceleste, cerró el 27 de diciembre. Champagne de botella negra, comida de alto nivel y música para campeones. Infaltable, el boom del momento en Racing. La adaptación popular del tema de Marcela Morelo: “Vamos la Acadeee/ hoy te vinimo’ a ver/ todos de la cabeza/ Vamos la Acadeee/ hoy no podés perder/ tenés que dar la vuelta/ porque Racing es una pasión/ porque porque se lleva en el corazón”. 
Cada cual comentaba su tema. O el tema que le habían comentado. Alguien contaba que en la platea de Racing un hombre de casi setenta años se retiró del estadio de Vélez tres minutos antes del final. Miles de hinchas de Racing no se dieron cuenta de que quien abandonó la cancha, a sólo ciento ochenta segundos de la consagración más esperada, era una de las glorias: Humberto Maschio. “Dijo que era por el bobo. Se fue a ver los festejos a su casa por televisión. No quería correr riesgos”. 
Maceratesi le decía a un periodista que esto era una alegría “para mi familia y muchos de mis amigos, que están pasando momentos críticos en Rosario como en muchas partes del país”. Chatruc y Estévez sostenían un desafío para ver si podían concretar un piquito. Úbeda propuso extender las vacaciones una semana más y enseguida el plantel coreó el reclamo. 
Otros se reían del episodio de la gigantesca bandera que estrenó la hinchada. “Cuatro veces –remarcaban– tuvieron que darla vuelta para finalmente mostrarla como correspondía, es decir, derecha. Era un enorme escudo de Racing con la leyenda ‘Vamos por la Gloria’. Los más entusiasmados ya hablaban de ir a Japón en el 2003, después de ganar la Libertadores. 
Y alguien de la seguridad de Marín, que tuvo un cruce con algunos simpatizantes de Vélez, explicaba lo loco que estaban esos hinchas después del partido: “Algunos vinieron a provocar a metros del vestuario de Racing. Estaban recalientes con sus propios jugadores por la desidia con la que habían jugado. Sólo salvaban a Méndez y a Husain”. 
La cena incluyó un lugar para famosos. Guillermo Francella, ansioso por conseguir la camiseta nueva. “No le digas a nadie –dijo un empleado de la gerenciadora–. Pero Marín y su socio Di Tomaso ya la habían encargado hace varios días. Se tenían una fe bárbara”. La camiseta tiene un escudo que proclama “Campeón 2001”. 
Hasta que llegó Mostaza y tronó el “Que de la mano/ del paso a paso/ todos la vuelta vamos a dar”. 
Los campeones más campeones del año también lo aplaudieron. Fue cuando todos comprendieron que Racing son todos. Los de antes, los de ahora, los de mañana. 
Los habitantes más felices de este país. 

(Nota extraida de a la revista "el grafico" )
 



Los Números del Campeón: 

Partidos Jugados: 19 
Ganados: 12 
Empatados: 6 
Perdidos: 1 
Goles a Favor: 34 
Goles en Contra: 17 

El equipo: Loeschbor, Maciel, Ubeda, Campagnuolo, Barros Schelloto, Bedoya, Vitali, Estevez, Arano, Milito, Bastia, DT: Carlos Reynaldo Merlo. 

 



Campaña Partido por Partido 

 
Fecha 1 : Racing club 2 - Argentinos 1 





link: http://www.youtube.com/watch?v=ANYHtgjdFMk 


Fecha 2 : Independiente 1 - Racing Club 1 





link: http://www.youtube.com/watch?v=j9eOVG3C-TM 



Fecha 3 : R.Central 0 -Racing club 1 







Fecha 4 : Racing Club 2 - 1 Newells 






Fecha 5 :Talleres 0 - Racing club 2 







Fecha 6 : Racing club 0 - Belgrano 0 







Fecha 7 : Huracan 0- Racing 1 







Fecha 8 : Racing club 4 - San lorenzo 1 







Fecha 9 : Union 0 - Racing 2 







Fecha 10 : Racing club 2 - Colon 1 






Fecha 11: Estudiantes 2 - Racing Club 3 






 
Fecha 12 : Racing club 4 - Gimnasia 1 







Fecha 13 : Nueva chicago 4 -Racing club 4 







Fecha 14 : Racing club 1 - Chacarita 0 






Fecha 15: Boca 3- Racing club 1 





Fecha 16 : Racing Club 1 - River plate 1 














Fecha 17 : Banfield 0 - Racing club 0 







Fecha 18 :Racing club 2 - Lanus 0 







Fecha 19 :Velez 1 - Racing club 1 





 

Tapas de los diarios 



 



 


 



 



 



 

 


Traigan canchas... 

 


Racing fue campeón adentro y afuera. Ayer copó Liniers y también el Cilindro, donde cerca de 40 mil personas vieron el partido y todavía seguían festejando. 


Rompen esquemas, cálculos, estimaciones. Aguantan, aguardan, sufren, mastican bronca y estallan. Viven. Sienten. Lloran desconsolados y sacan fuera 35 años de espera atragantada. Los hinchas de Racing que por falta de suerte o de plata no pudieron ver el partido en vivo desde Liniers, tuvieron su fiesta, hicieron la fiesta. En Avellaneda, en el Cilindro, en casa. Se esperaban muchos, quizá 15.000. A media tarde la teoría indicaba que se duplicaría la cifra y a la hora del partido casi 40.000 almas esperanzadas disfrutaban por adelantado. 

Sí, señores, sale Racing a la cancha. Ahí está Ubeda, se lo ve a Vitali, al Melli, hasta que asoma el colorete en la terraza de Mostaza. Y explota la cancha, papelitos, gritos, alaridos, fuegos artificiales, fiesta aquí y allá. "Porque este año de Avellaneda, de Avellaneda salió el nuevo campeón". Qué importa que estemos lejos, que tengamos que verlo por una pantalla gigante y con los relatos de Araujo a todo lo que da. Qué importa que Bastía no esté ahí correteando rivales, que Campagnuolo no vuele en el arco que da a esos hinchas. Ni en el de enfrente. ¿Qué importa? Si llenamos la cancha sin partido con el equipo al borde del adiós, ¿cómo no la vamos a copar ahora? íEsto es Racing, carajo! Una pasión difícil de explicar para ellos mismos y para todos los demás. 

Desde el vamos, el pedido que bajaba de los altoparlantes era que la gente no entrara al campo de juego. "El sábado tendremos una fiesta y debemos preservar el césped", explicaba el locutor con anticipación y algo de ingenuidad. Los propios hinchas retaban a los que se mofaban del mandato, pero la primera piedra estaba en el aire y a la media hora eran cientos los que correteaban, incrédulos, por el pasto que pisó el campeón. Paso a paso, al rato eran miles los que se sumaban a los cantitos que venían de Liniers, y los hacían propios. Y cuando desde la TV gigante se anunció el final de la agonía eran incontables, era vuelta olímpica en masa, llanto, ir y venir a lo largo y a lo ancho, rodillas contra el césped. 

Lagrimean los nenes que todavía no entienden muy bien, pero ya lo sienten bien adentro y la sonrisa se les escapa. Se abrazan los grandes y largan su gran llanto tras larga espera. "Mirá bien esto que en unos años vas a poder decir que estuviste acá", le ordena Gustavo, de 33 años, a su hijo Diego (4), tan novato como papá en esta clase de alegrías. 

íCampeones! íSalimos campeones! Campeones, sí, campeones. Aquí, allá, en todas partes, nadie sabe bien de dónde, pero salen de todos lados, se cuelgan de los alambrados, se tiran al foso y nadan brazo a brazo. La cancha no alcanza y en la calle sigue el carnaval. Toda la vida. Es para vos, Rojo. Suenan Los Fatales y estalla la dedicatoria: "Independiente la concha, la concha, la concha de tu maaaadre". Y el bebé llora, asustado. Qué importa. Racing ya salió campeón. En el Este y el Oeste, en el Norte y en el Sur. En el Cilindro, en casa. Sí, campeones, gritalo bien fuerte. La Academia Racing Club. 

F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-00403b.htm 



Que esto dure para siempre 

 


El primer diálogo entre Mostaza Merlo y Marín, la emoción de Bastía, la murga semidesnuda que organizó Estévez, el blooper de Ubeda, los cantos contra el Rojo. Acá está toda la vuelta olímpica. Para que no termine nunca. 

Reinaldo Merlo se despegó del abrazo húmedo de llanto y sudor con el Polaco Daulte, cuando lo vio venir a Fernando Marín, quebrado en lágrimas. -íSos un fenómeno, sos un fenómeno!- le dijo Marín. -Gracias, muchísimas gracias. Pero ahora no me quiero olvidar de vos, por la gran chance que me diste de dirigir a Racing- respondió el DT. -íCallate! Vamos a festejar. 

La vuelta olímpica, un pandemónium de la alegría. Nadie se quedó afuera: ni la gente, que siguió respetuosa el ritual de los protagonistas; ni los que juegan poco, ni los que juegan mucho, ni los pibes que están para sumar y aprender; ni el profe Castilla, que se quedó a un costado, sólo mirando, quebrado, sin entender que eso era realidad. 

Después de abrazarse hasta el alma con Arano y Milito, Adrián Bastía tuvo su momento de intimidad en medio de la multitud. Miró al cielo, se dejó vencer por la emoción y aceptó compartir su dolor con Olé. "En enero de este año, antes de la pretemporada, iba en mi auto con mi primo. Estábamos en un pueblo de Santa Fe, Marcelino Escalada, y tuvimos un accidente. El auto volcó, yo sufrí algunas lesiones menores, pero mi primo murió. Lloro por él". Mezclado el dolor con la alegría, ahí andaba Carlos Arano persiguiendo a Martín Vitali a pura chicana. "Decí la verdad, reconocelo, viniste a Racing porque en Independiente nunca hubieras podido salir campeón". los hits: "Y ahora/ y ahora/ nos chupan bien las bolas". Y más: "Un minuto de silencio, para el Rojo que está muerto". Y más: "Esto es para el Rojo/ para River y Boca/ a todos los de Racing/ nos chupan las pelotas". 

Mostaza, en medio de la vuelta, se cruzó por teléfono con Mirtha Legrand: "Te mando un abrazo, sé que sos fana de Racing y que sufriste con nosotros. Te queremos mucho". un poco más allá, el Chanchi Estévez y el Rafa Maceratesi organizaban la coreografía de una murga improvisada que atravesaba el Amalfitani con su atuendo de slip. Maceratesi, al menos, conservó sus medias de Central que usó debajo de las reglamentarias: "Lo hice porque sabía que me iba a traer suerte", dijo. 

El blooper fue de Ubeda, cuando haciéndose el pibe intentó treparse al travesaño. El salto quedó a medio camino. Acabó colgado de una pierna, con cara de vértigo. Lo salvó Campagnuolo. 

Javier Lux se sacó su remera y debajo mostró una musculosa blanca con un mensaje que decía: "Gracias Tita". Era para Tita Mattiussi, claro. Ella, un símbolo que se murió antes de poder ver a Racing campeón otra vez, no podía faltar. Gracias, Javier, por acordarte. 

F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-00201b.htm 

 

Mañana, la fiesta es en el Cilindro 

 

Qué fiesta! Y eso que recién empieza. Para que la locura siga, ya se organizó un amistoso en reconocimiento al plantel campeón. Será mañana, en el Cilindro, frente al Guaraní paraguayo que dirige Gustavo Costas. Y sí, Costitas no podía quedarse afuera de esta celebración. Está previsto que el partido arranque a las 20 y que las puertas del estadio se abran a las 18. "Quiero vertee otra veeez..." 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-02601b.htm 



Ellos se lo ganaron (RENE DAULTE. Ayudante de campo de Merlo) 

Quiero darles las gracias a todos los jugadores por regalarnos este momento. Por ser tan generosos y brindarse siempre. 

Lo que viví en la cancha es una alegría enorme, lo mejor que me pasó en mi carrera. Cuando a uno le pasan acontecimientos como éstos inevitablemente se acuerda del principio de la historia. Nuestro laburo arrancó hace casi un año, en enero, con la carga del descenso a cuestas, y ahora llegamos hasta acá. Parece mentira. En silencio, sin hacer grandes pronósticos nos pusimos a trabajar con los muchachos. 

Fue fundamental tener un grupo como éste, con ganas de aprender, predispuesto para escuchar. Si todos quieren tirar para el mismo lado, resulta más fácil conseguir un campeonato. Ellos son fundamentales y se merecen todo el premio. No me quiero olvidar de ninguno de ellos, porque están los que once que jugaron, los que la gente reconoce y admira, pero detrás de ellos también aparecen los que hacen fuerza también, los que alientan cuando las cosas salen mal, los que comparten las largas concentraciones. Desgraciadamente a la cancha salen 16, pero el grupo lo conforman todos. Esos chicos también se merecen este festejo, lo tienen que vivir bien de adentro. 

Un lugar aparte también se lo merece Mostaza. Ganar un campeonato después de 35 años te reserva un lugar de privilegio en la historia de Racing y él lo consiguió. Es un tipo laburador, que se levanta todas las mañanas pensando en qué va a hacer en el entrenamiento. Disfruta del fútbol, vive para esto y, por eso sé que vive lo que está pasando con una intensidad enorme. 

Me acuerdo el día que lo llamó Fernando Marín para preguntarle si le interesaba formar parte de este proyecto. Mostaza estaba contentísimo por la oportunidad, me llamó y me contó lo que había hablado, no lo podía creer.o sé bien cuál es mi trabajo a su lado, cuáles son los roles. Yo siempre soy el segundo, lo tengo asumido. Mostaza toma las decisiones, es un tipo muy seguro. Y yo estoy para hablar con los jugadores. Por eso tengo buena onda con los muchachos. Es una cuestión lógica. Los temas privados por ahí al director técnico no se los contás. 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-02501b.htm 

 

Campeonazo 

Postales de la gloria. Merlo y su carisma entraron en la historia de Racing. 

DESDE EL ALMA 

19.10 Merlo mira al cielo, se lleva la mano al pecho y se acuerda de alguien especial. Después, hace público su sentimiento: "Se lo dedico a mi vieja". 

AMIGO AYUDANTE 

Termina el partido, Racing es el campeón y Merlo se abraza con su amigo del alma: René Daulte. Se conocen desde los 12 años y nunca se separaron. Donde va Mostaza, está el Polaco. En las buenas y en las malas. Por eso, se merecían el festejo. 

LA DESCARGA 

19.25 Mostaza es llevado en andas. El no quería dar la vuelta olímpica, porque decía que eso les correspondía a los jugadores. Pero igual lo levantaron a hombro y lo pusieron de cara a la popular de Racing, que le regaló una de las mayores ovaciones de su vida y coreó por primera vez su nombre: "Se viene la estatua de Merlo..." 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-02401b.htm 



Paso a paso 

 

Su frase célebre fue para los demás. En la intimidad, Merlo siempre dijo que Racing sería campeón. Y ayer tuvo premio doble: la gente, por primera vez, coreó su nombre. 


Si me traés al colombiano Bedoya y al delantero que te pedí, salimos campeones. -Me gusta tu confianza. -Sí, sí, te lo aseguro. Campeones por diez puntos de ventaja. 

1` de agosto, cinco y media de la tarde, un edificio en Libertador al 600. Con el Apertura a punto de comenzar, Reinaldo Carlos Merlo y Fernando Marín definían los últimos refuerzos y soñaban en voz alta sobre las posibilidades de alcanzar el título, ese deseo conteni do por tantos años de los hinchas de Racing. Reunidos para una nota con Olé, hablaron un rato con el grabador apagado y entonces Mostaza puso en la mesa toda su confianza, nada de paso por paso, un poco por su entusiasmo y también para ponerle un par de fichas extra a su pedido de más incorporaciones con el que estaba corriendo al gerenciador del club. "Esto queda acá, ¿eh?", advertía el técnico a los cronistas. "Esto" era la palabra campeón, pero ahora ya se puede contar: aunque Racing no fue campeón por diez puntos de ventaja y hasta sufrió un poquito al final, terminó arriba de River y de todos. Tal cual su técnico estaba convencido antes de que empezara el torneo. 

Así de confiado andaba Merlo, así de seguro se mostraba cuando ya había dado ocho bienvenidas en el plantel y sentía que le faltaban dos más. Seguro de que el Apertura tenía que ser el campeonato de su vida, les contagió esa mentalidad a los jugadores y así dio el primer paso para esta vuelta olímpica que ayer pudo concretar. Y por eso ya empezaba con uno de los hitos de este campeonato: sus cábalas. La idea de Olé para esa producción era que el técnico y Fernando Marín brindaran por el nuevo Racing, por el nuevo ciclo, por la nueva ilusión. El gerenciador estaba de acuerdo y entonces hizo traer una botella de champagne con varias copas. De repente, Mostaza habló a solas con él y la charla terminó con el mozo llevándose los elementos para el brindis. "Nunca hay que festejar antes de tiempo", dijo Merlo. Y pidió una ronda de café para todos los presentes. 

Probablemente, en este momento de gloria absoluta debe recordar dos momentos decisivos en su historia como entrenador de Racing. El primero, tal vez el más crucial, fue el partido contra Colón en el torneo pasado. Complicado con la Promoción, el equipo no venía respondiendo como se esperaba y eso había generado una tensión importante entre Merlo y Marín. En la semana previa al viaje a Santa Fe, Mostaza tomó la decisión de buscar nuevos rumbos para la segunda mitad del año y Miguel Angel Micó -coordinador de las Inferiores del club- ya estaba avisado de que podía asumir en cualquier momento. ¿Quiénes aparecieron justo para frenar el alejamiento del técnico? Primero, Diego Milito: con su gol a Colón, en el último minuto, Racing empató, recuperó la confianza y empezó a olvidarse de la Promoción. Después, Alfio Basile. ¿Cómo? Sí, el Coco convenció a su amigo Merlo de que lo pensara mejor, que en el torneo siguiente todo sería distinto y que el cortocircuito con Marín sólo era la consecuencia casi lógica del creciente nerviosismo por la amenaza del descenso. 

Posteriormente llegó el segundo momento de cierta tensión. Mostaza había decidido quedarse y el gerenciador ya no tenía motivos para oponerse a su continuidad, porque todo mejoró a partir del empate con Colón y esa campaña tuvo un cierre inmejorable con un triunfo en el clásico ante Independiente. Pero quedaba pendiente un tema delicado: los refuerzos para este torneo, un claro indicador del respaldo real de Marín hacía el técnico. Durante la pretemporada en Mar del Plata, sólo llegaron Leo Torres, Franciso Maciel y Cristian Ríos. "Para pelear el título, Racing necesita dos jugadores por puesto. Y actualmente no los tiene", decía el técnico. 

-Si no llegan refuerzos, ¿podrías presentar la renuncia? 
, le preguntó Olé en ese momento. -Hay que esperar. Yo confío que en algún momento van a llegar. 

Finalmente, las dudas se terminaron cuando apareció el batallón de incorporaciones: Gustavo Campagnuolo, Gabriel Loeschbor, Martín Vitali, Gustavo Barros Schelotto, Viveros... Bedoya y Maceratesi. Con los dos últimos, Merlo quedó satisfecho y convencido de que el título sería de Racing. Aunque a esa altura empezara a cobrar fama el paso a paso y no se animara a brindar por adelantado. 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-02211b.htm 

 
"Yo hice a mi familia de Racing" 

 

Maciel, el único que jugó todos los partidos, hizo que en su casa se terminara el amor por River. 

"Pancho es el campeón del esfuerzo porque jugó todo los minutos". El elogio de Chatruc, en medio de la locura de los festejos, sorprendió. Pancho es Maciel, el único jugador de Racing que estuvo en los 19 partidos, el que fue rugbier de CUBA, figura de Yupanqui, capitán de Almagro y todoterreno de Racing. El dueño de un perfil bajo que sólo se alteró cuando llegaron los dardos envenenados desde River, precisamente el club de sus amores y el de toda su familia, a quien convirtió en fanática de Racing a partir de su sufrimiento, sus ganas y su compromiso por un objetivo que se demoró 35 años. 

"Y sí, ya estoy viejo: 35 en Racing más 62 años en Almagro...", bromeó él, recordando también el tiempo que pasó para que ascendiera su anterior club. En seis meses pasó de la frustración del descenso al desahogo por la vuelta olímpica. "Había mucha alegría contenida, mucha ansiedad. Este equipo demostró que nunca bajó los brazos y peleó todas las pelotas a muerte. Por eso salimos campeones", dijo el jugador que nunca había actuado como stopper por derecha hasta la primera práctica con Mostaza. Merlo fue quien le encontró una posición desconocida para quien había sido líbero, volante central, volante derecho y hasta arquero "durante diez minutos en Almagro". 

A tres materias de recibirse de licenciado en marketing, Maciel es el encargado de "hacer el trabajo sucio". Y eso le encanta. Tanto como Racing, el club que lo enamoró a primera vista, al punto que "mi familia era toda de River y yo la hice de la Academia. Mi vieja gritaba los goles desesperada de tanto ver mi sufrimiento". El sufrimiento se acabó. Maciel, el incansable, ya es campeón. 

F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-01901b.htm 

 
El show de la Acadé 

 

El plantel copó Videomatch y fue fiesta: cantaron una canción especial dedicándole el título a medio mundo, dos más contra el Rojo y hasta lo fajaron a Arturo, el oso fana de Independiente. 


No te olvides que sos Independiente / no te olvides de la Academia / el capo de Avellaneda / no como vos / no robes más / andate a Wilde y no vuelvas más. 

Mire señora hay qué poronga / ésa es la cancha de Julio Grondona / mire el estadio de la Academia / el Coliseo siempre está de fiesta. 

F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-01801b.htm 


El uno por uno del campeón 

 



Gustavo Campagnuolo 

Cumplió con la ley del campeón: para dar la vuelta hay que tener un arquero con el que se pueda dormir destapado. Desde que debutó, terminó de ordenar y de hacer confiable un fondo de hierro. Y cada vez que tuvo que meter las manos en las difíciles, acertó en proporción de nueve a uno. Casi una cortina. 

Francisco Maciel 

La inteligencia al servicio de la causa. Algo así como un reservorio de materia gris en la empresa de Mostaza. Como para seguir creyendo que los muy buenos jugadores, en la Argentina salen en todos lados. Nació en Yupanqui, creció en Almagro y se recibió de fundamental en la Academia. Marcó y jugó un kilo. 

Gabriel Loeschbor 

Quedará ligado a la historia como el autor de goles históricos. Desde aquel cocazo con la cabeza rota en la cancha de Independiente hasta el frentazo de túnel a Sessa que vale un campeonato. Aunque jugó sobrando, de último hombre, siempre hizo la justa en el momento indicado. Un obelisco a la solidez. 

Claudio Ubeda 

Fue el stopper por la izquierda y aunque tuvo que cubrir espacios que a veces fueron inmensos, después de años de cuevero respondió con oficio y un gigantesco amor propio. Si es cierto que en este país la justicia tarda pero llega, él merece la gloria por todo lo que padeció y se bancó en la institución. 

Martín Vitali 

En Caballito nació como lateral y asombró con la blanquiceleste como un infatigable carrilero derecho. Jugó todo el tiempo en un cancha con 70 metros de largo, porque su sector tuvo al área propia como salida y la bandera de llegada flameó en el área de enfrente. 

Adrián Bastía 

Un león vendiendo entrega, quien parece haber recibido la herencia de otro titán en el mismo puesto, como fue Miguel Angel Mori hace 35 años. Y para los que creyeron que tenía los pies redondos, cada vez la juega más redonda, en cada partido la pasa mejor. 
 
Gvo. Barros Schelotto 

Un vivo que siempre aporta lo que hace falta: cuando se puede jugar, juega; cuando hay que raspar, jamás se borra, y cuando hay que conversar, le da lo mismo el árbitro, un hincha que cualquier rival. Aportó al equipo los años acumulados jugando cosas decisivas. 

Gerardo Bedoya 

Anda como danzando al estilo de los buenos colombianos y tiene la cabeza tan sólida que no parece compatriota del Tino Asprilla. Cuando pase el tiempo, algún hincha preguntará cuánto valió su bombazo para el empate ante River. Va para estrella y no le falta mucho. 

José Chatruc 

Juega en el puesto de un gerente con ropa de operario. Fue un enganche de vuelo limitado pero con la concentración y el esfuerzo de un volante de recuperación. Por eso, lo que le faltó de creatividad lo disimuló a puro ida y vuelta (con gol) que jamás supo de pausas. 

Maxi Estévez 

Cuando entienda que para ser eficaz no necesita vulnerar el reglamento ni calentar los partidos, terminará por ser un delantero complicado. Igual, fue el goleador del campeón. Con astucia y olfato resolvió partidos chivos. En la hazaña de La Plata fue un hombre clave. 

Rafael Maceratesi 

Se pasó muchos minutos al lado del DT, pero cuando le tocó ir para adentro ratificó que no le hace falta tocarla mucho para mandarla a guardar. Alejado del área es un fabricante de espacios para los que llegan vacíos. Y se anota siempre para atorar la salida del rival. 

Diego Milito 

Maduró un montón y en Racing saben que, tarde o temprano, por él pagarán un cifra de varios dígitos. La metió al principio del campeonato y se le cerró el arco en la parte final del torneo. Pero en un equipo que no tuvo en la ofensiva su mayor virtud, demostró que puede. 

Alex Viveros 

Otro colombiano al que le gusta muchísimo la pelota y la administra con categoría. Lo suyo fue jerarquía en el control de la bola y personalidad para llevar el equipo para adelante. Cuando Merlo lo dejó de suplente, demostró más de una vez ser un cambio de lujo. 

Carlos Arano 

Por ser hincha fanático, jugó siempre como envuelto en la bandera de la Guardia Imperial. Un tractorcito confiable que clavó contra Argentinos un gol inolvidable. Fe y temperamento para sumar y empujar hacia un hazaña que de pibe imaginó desde el cemento. 

Leo Torres 

Otra rueda de auxilio al que la confiabilidad de los titulares y el andar victorioso del equipo le restó mayores posibilidades. Igualmente se ganó un aprobado y entregó la sensación de que crecerá cuando termine de amoldarse a una camiseta tan grande como pesada. 

Javier Lux 

El amuleto del entrenador. Pero el zurdo fue más que eso. Entró contra Independiente, cuando la chapa era 0-1, y fue empate. Ingresó frente a Chicago, cuando en Liniers se esperaba la última palada de tierra, y entregó el alma para equilibrar un partido casi perdido. 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-01610b.htm 

 

El tema del Campeón 


Hoy la economía / nos importa un hue/ Vamos la Acadé / vamos la Acadé Chanchi Estévez y Chatruc / Schelotto y Milito A las Gallinas de Núñez / Les rompimos el culito El festejo de River / queda para el otro torneo Ramón va a alzar una copa / Pero sólo en Año Nuevo Quiero dedicar / este triunfo a unos parientes A mis queridos hijos / del club Independiente Academia tuviste / a la hinchada que te canta Estas tres últimas fechas / Con los huevos en la garganta Mirtha Legrand es de Racing / ella enloquece Es la única persona viva / Que lo vio campeón dos veces Para nosotros los premios / que da Marín Para Mostaza de premio / Kolleston 2000 Para que no detengan a Ramón / Te recomienda Mostaza / hacé como De la Rúa / y rajá por la terraza Para vos Chanchi Estévez / Que sos medio Figuretti Te manda un beso grande / La señora de Cardetti River hizo seis goles / con toque y buen juego River hizo seis goles / seis goles al pedo. Dale campeón, dale campeón.... 

F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-01804b.htm 


 
Volví a sentirme hincha 

 

Racing me mueve todo: el pibe de Avellaneda que fui, admirador de Boyé y Sacchi, el jugador que cumplió su sueño, el fana de hoy que recupera su pasión y agradece... 

Con el pitazo de Brazenas no pude ni quise evitar el torrente de recuerdos. Mi niñez de color blanquiceleste, en la calle Helguera, peleándome a morir con los hinchas de Independiente. El primer sartenazo fuerte que sentí fue el del tricampeonato. Me acuerdo más del 51, aquel equipo que le ganó la final a Banfield con el golazo de Boyé. Y de ahí en adelante, mi asistencia casi perfecta a los entrenamientos para ver a los ídolos de aquella época: Dellacha, Ernesto Gutiérrez, Manuel Blanco, Rubén Bravo... Ibamos todos los días con la barra de pibes. Y un día Boyé salió del auto, fue hacia el vestuario, donde yo estaba con un amigo, y entonces se produjo el gran acontecimiento. Mi amigo le dijo "Qué tal, maestro", Boyé pensó que había sido yo, me puso la mano en la cabeza y me dijo "Hola". Boyé, el jugador más famoso de la Argentina, me dijo hola a mí, que tenía diez, once años, y era fanático. Me fui corriendo a mi casa para contarle a mi vieja y ella me contestó: "¿Quién es Boyé?" Como hincha fiel, el recuerdo que viene es seguir al Racing campeón del 58 a todas las canchas. La delantera era Corbatta, Pizzuti, Manfredini, Sosa y Belén. Después, el hecho más importante en mi carrera futbolística: haber llegado de la mano de Duchini a Racing para ser jugador. Principios de 1961, me habían rajado de River. Cuando llegué, pensé: "Acá no puedo jugar mal". ¿Cómo iba a jugar mal para Racing? En ese sentido, el pibe Arano me hace acordar algunas cosas de mi historia. En la Tercera campeona de ese año yo jugaba de mediocampista, con edad de Cuarta. Y como se jugaban tres partidos en la misma jornada (Tercera, Reserva y Primera), terminaba mi partido y me quedaba a ver al campeón de 1961, con Corbatta, Pizzuti, Mansilla, Sosa y Belén arriba. De seis jugaba Federico Sacchi, mí ídolo, mi modelo; me peinaba como él, me vestía como él, trataba de pegarle a la pelota como él, pero eso era más difícil. Una tarde Duchini me mandó a la práctica de fútbol de la Primera porque faltaba uno. Antes me advirtió: "Fijate lo que hacés". Fue la primera vez que entré a la cancha de Racing para jugar. Empezó el entrenamiento y De Vicente (el papá de Néstor) se vino al ataque, adelantó la pelota y me la entregó en los pies. Yo le metí un caño y cuando pasé por el costado me dio un cachetazo. Casi nos agarramos a trompadas y Ongaro, el técnico, me mandó de vuelta. Duchini me recibió con un "Te lo dije, pelotudo, te peleaste..." Luego viene mi primer contrato como profesional, empezar a vivir del fútbol y la alegría inolvidable del campeonato del 66, cuando la hinchada reventaba todas las canchas con el alarido ensordecedor del "Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José..." Enseguida la Libertadores y la Intercontinental. Después, la malaria: el descenso, las frustraciones, los sueños incumplidos, la quiebra... este presente: el equipo y la hinchada me hicieron volver a sentir como aquel pibe que fui, que soñaba con llegar a ser campeón como hincha y como jugador. Este título me trae recuerdos, emociones, imágenes y me produce una inmensa alegría. También porque mi amigo Mostaza se merece este momento. El perdió muchas horas de sueño y de vida, trabajando con la pasión del hincha. También se lo merece el Gato Castilla, que fue preparador físico mío en el Racing del 91 y está entre los dos o tres mejores del país. Y el Polaco Daulte, el sí hincha de Racing desde chico, seguidor de fierro del equipo de José, gran tipo, inteligente y leal. Y la hinchada, que es un ejemplo para todos los demás, para el país, para la sociedad, más en este momento. 

Es cierto que el laburo de tantos años de profesional te congela un poco la pasión, esa ingenuidad necesaria que tiene el hincha. Pero este título me la sacó del freezer, por suerte. Porque sentirse hincha de Racing es un privilegio. Por eso, gracias. 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/mariscal.htm 




...que gente sobra 

 

El Amalfitani latió como nunca antes. La familia de Racing se merecía el título más que ninguna otra. Y por eso, la fiesta del final fue interminable, histórica... 


Había que gritar, saltar, resistir bajo la lluvia o el granizo y aguantar el calor, codo a codo. Había que estar como fuera en el Amalfitani para ser testigos de la fiesta, del fin de una racha que paso a paso quedará enterrada definitivamente en la historia. Había que llenar la cancha con gorros, con banderas, con globos, con cualquier trapo que se pareciera a la camiseta de Racing, ésa que los hizo superar tanto desengaño con fidelidad, con amor eterno. Había que copar la cancha de Vélez y alentar para que el equipo no tropezara y se sintiera respaldado para conseguir el punto de la consagración. 

Como los mentalistas que doblan cucharas o hacen volar objetos, en la cancha había 40.000 almas haciendo fuerza por un mismo objetivo, concentrados en que todo terminara como terminó, aplaudiendo la vuelta tan esperada, inédita para los jóvenes, un recuerdo lejano para los más grandes, un premio para to dos los que, en estos tiempos de crisis y despotismo bancario, habían juntado unos pesos para invertirlos en la pasión. fue esa fe en que nadie les iba a quitar el sueño la que no les permitió estar en silencio ni aún en los momentos difíciles de la tarde como cuando el cartel electrónico anunciaba que Cardetti abría el camino de la goleada en Núñez o como cuando en el medio de la euforia, Chirumbolo fusilaba a Campagnuolo y puso las cosas 1 a 1. "Que de la mano, del paso a paso, todos la vuelta vamos a dar", entonaron para desterrar cualquier sospecha. llegó la vuelta esperada. Y se cayeron las lágrimas. La gente empezó a acordarse de todos los que dudaron de este final feliz. Especialmente de Bochini, quien hace unos días había criticado el juego de Racing. Y el momento sublime, en un acuerdo tácito entre los cuatro sectores que ocupaba la Academia para hacer un minuto de silencio en recuerdo a los de Independiente. Y no se oía nada hasta que todos volvían a pedir otro minuto "para el Rojo que está muerto". un párrafo aparte para Mostaza, que fue llevado en andas hasta uno de los arcos y se ganó la ovación más grande de la tarde. Hasta que llegue la estatua. 

F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-00603b.htm 

 


¡Racing coraje! 

 

Los jugadores parecieron contagiarse el aguante de su gente. Esta alegría es para esa maravillosa hinchada. Y también para los que se la pasaron hablando de más. 

Un mandato de tablón, pronunciado aun en épocas de sequía extrema, fija la inclusión de tres grandes rivales en la dedicatoria de cada celebración. "Esto es para el Rojo, para River y Boca...", es el canto de vigencia renovada. A la soberanía popular, tantas veces vulnerada, se la puede poner en breve intervalo. ¿El Apertura 2001 es para el Rojo, River y Boca? La prioridad les corresponde a otros... Esto es, en principio, para aquellos con quienes se elige festejar en el recuerdo, porque al cabo de 35 años de tanto aguardar sólo la muerte les frustró la esperanza de vuelta olímpica; esto es para los que desde afuera sostuvieron a Racing, porque no hubo quiebra que los detuviera ni cancha -ayer apenas si alcanzaron dos estadios- que los albergara; esto es para los que se instalaron en una geografía diferente, porque no cedieron a la tentación de cambiar también de colores y se arraigaron en el amor al club; esto es para los de treinta y pico para abajo, porque no necesitaron de video ni DVD, sino de la tradición oral para afirmarse en la certeza de que el éxito, como había ocurrido repetidas veces, llegaría de manera inexorable; esto es para los futbolistas que no huyeron en días de furia, porque honraron la camiseta cuando al equipo le quedaba solamente la gloria del color. 

Racing construyó una épica porque este título resume las características del género. Todavía en proceso de quiebra, a seis meses de haber sacado 11 puntos en 19 fechas y a unas semanas de haber eludido la Promoción, con refuerzos masivos que abrían incertidumbre y un técnico de seducción moderada en la gente, Reinaldo Merlo y su grupo empezaron a ponerle el cuerpo a una sucesión de batallas con recursos que todavía reclaman justo reconocimiento. Racing, el de la gastada metáfora de la decadencia de la Argentina, ahora se asume como contraejemplo. En momentos de descalabro social y marcado individualismo, Racing apostó al esfuerzo de conjunto, al trabajo en comunión. Esos valores, aplicados con rigor profesional y ejecutados con convicción, alcanzaron la virtud de la regularidad. Pero para los críticos de arte resultó insuficiente. Entonces Racing debió tolerar, casi siempre en silencio, que fiscales arrimaran una palangana de estiércol al ventilador. 

Sin embargo, a Racing no lo salpican las chicanas de un riojano parlanchín, de un arquero en la vecindad del retiro y de un ex volante en cuarteles de invierno. ¿Tomará conciencia Ramón Díaz de que Racing escogió el sacrificio a la intimidación? Juguetón mediático, conocedor de una estrategia que no guarda relación con la explotación de las virtudes de un plantel ni la indagación en los defectos del adversario, el DT de River gastó su lengua en difundir el desprestigio porque el estilo de Racing no se ajustaba a la medición de su vara. Más allá fue el veterano Angel Comizzo, experto en sospechas y, como scout obediente, siempre listo para decir lo que su entrenador no se animaba. Y, en las vísperas de la definición, Ricardo Bochini exhumó broncas e intolerancias para juzgar y condenar a un puntero que dañaba su paladar. Racing aprendió a ser enorme en su sencillez porque sabe qué significa luchar contra las miserias. 

¿Hay, pues, que ceder a la tentación de la revancha? ¿Es obligación responder desde la comodidad que otorga la victoria? En absoluto: acomodar los tantos al vaivén de los números supondría contestar en idéntico tono a los insultos. Racing fue el mejor entre 20 participantes y completó una revolución institucional que, más allá del campeonato, ya se había insinuado. Pero la memoria pesa como resguardo, como prueba de identificación de los que elevaron oraciones al fracaso. 

Extraviado en errores caseros antes que en palacios conspirativos, Racing languidecía tanto que ese estado de coma era norma en su vida. Ahora que el espejo le devuelve una imagen saludable, el mensaje de Mostaza es dogma. Paso a paso: el Apertura 2001 ha sido el primero en un camino del que jamás debe salir. 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-00801b.htm 


 
El grito sagrado de Avellaneda 

 

Los hinchas de Racing le dieron el marco ideal a su fiesta. Nadie se guardó nada. ¡Una locura total! 

MUY CERCA DEL CIELO. 

En las alturas, en el místico alambrado. Hasta ahí trepó la pasión, el estallido de alma. 

SI QUERES LLORAR, LLORA. 

Pasaron muchos años. El hombre tenía un grito esperando. Cargadas, frustraciones, descensos, ascensos, fantasmas de quiebra... Y claro, llegó la hora del desquite, el sueño se cumplió. 

PRESO DE TU ILUSION, VAS A BAILAR... 

¿Se habrá escapado de una cárcel o de un manicomio? Lo mismo daba: la Academia lo encadenó a su amor, y ahora lo volvió loco con el esperado título. íííFelicidades!!! 

SERA COMO PAPA Y MAMA. 

íYa se viene Navidad, ya se viene Año Nuevo, ya se viene otro hincha de Racing! 

F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-01010b.htm 


 
Un equipo que llenó el corazón 

 

Sufrió como en todo el torneo. Pero con la bandera del sacrificio y del orden, Racing al fin es campeón. Y se lo tiene bien merecido. 


Son argentinos. Bien argentinos, hasta la médula. ¿O acaso la historia de los últimos 35 años de Racing no se parece en parte, sino en todo, a la historia de este bendito país? Cada año una ilusión. Cada año una frustración. Golpes, tanto sudor como lágrimas, y otra vez la esperanza, interminable, necesaria, vital. Son hinchas de Racing, fanáticos, pero antes son argentinos. Y que hoy, a esta altura del campeonato, haya miles (¿o millones?) de argentinos felices, es algo reconfortante como el cacerolazo, tan argentino como esos hinchas de Racing que no pueden creer lo que todavía están viendo. lo que vieron, a lo largo de todo el torneo y, sobre todo, con Vélez, fue a un equipo, así, con todas las letras. Y a un grupo de jugadores que, para quedar en la historia, no se guardó nada. Y no se trata de un lugar común: el lugar común de este Racing, justamente, fue el sacrificio. Esfuerzo para compensar la falta de luces, orden para disimular la ausencia de "rebeldes", humildad para confirmar la autocrítica... Porque este campeón no tiene figuras y tampoco jugadores que se la crean. Cuando pasen los años y el gol del Chango Cárdenas haya quedado en otro cassette, las imágenes de este Racing serán las de los dientes apretados, los cuernitos de Mostaza y una hinchada más fiel que ninguna otra... 

Es cierto que los ojos siempre se llenan más rápido con equipos que juegan lindo, que complementan efectividad con estética. Pero este Racing llenó los corazones. Tuvo unos huevos grandes como su estadio para no dejarse mojar la oreja por River, con ese golazo de Bedoya que terminó siendo el del título (con el permiso de Loeschbor). Y también para levantarse y volver a andar después de que Boca lo sacara a bailar. Y, sobre todo, para bancarse la presión de ir siempre arriba y que al final no le temblara la pera. 

En el partido con Vélez, más allá de la incinerante actuación del árbitro Brazenas (hay que agendar su nombre), tal vez, se resumió parte de lo bueno que supo hacer el campeón. Incómodo de entrada por el ímpetu de algunos jugadores de Bauza (Méndez, Dudar, Falcón y el arranque de Darío Husain, nada más), encontró una pepita de oro en el río con ese cabezazo de Loeschbor. Simple: el gol fue la única llegada concreta de Racing. Eso, de provocar casi nada y quedarse con todo, ¿no es un flor de mérito? Claro que sí, porque a este Racing nadie le regaló nada. No le sobró mucho, pero ningún otro equipo fue más. ¿O no es más justo que sea campeón un grupo sin figuras que otro, como el de River, que no supo lustrar las joyas de DAlessandro? La estatua de Mostaza bien puesta estará. El le dio forma a un equipo que defendió bien, con cuatro o con tres; que en el medio corrió siempre (Bastía, inolvidable abanderado) y le dio la conducción a un enganche atípico, con energía y gol, como Chatruc; y que adelante se las arregló con tres delanteros normalitos, como Estévez, Maceratesi y Milito. 

Mostaza lo hizo. Con tacto para mover el banco y su vozarrón para marcar el camino. Demostrando que no improvisa nada, ni siquiera el color de su pelo. Ayer estaba más rubio Mostaza. Tan rubio como feliz. Como se lo merece cualquier argentino de bien. Los que están y los que ya no... 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-01201b.htm 

 

Gladiador y goleador 

 


Loeschbor hizo el gol del título, el que terminó de cumplir con el sueño tan postergado. "Esto es increíble", dijo el Flaco, clave en la defensa del campeón. 


Las dos imágenes son demasiado fuertes, de ésas que quedan marcadas, difíciles de olvidar para cualquier hincha de Racing: El tipo que jugaba su segundo partido en el club y ya se metía en la gente, con ese grito, el puño en alto y la cabeza vendada, la imagen de gladiador en la cancha de Independiente. El mismo carácter para meter otra vez la cabeza en el partido clave, para desahogarse con el gol del campeonato, momento registrado para ser eterno, único, símbolo del fin de una espera que parecía interminable. 

Al principio y al final, Gabriel Loeschbor dejó imágenes imborrables que provocarán sensaciones difíciles de explicar para los hinchas cada vez que recuerden este año 2001 tan especial. Sus otros dos goles en el torneo también resultaron clave: contra San Lorenzo metió el empate -otro de cabeza- que terminó en goleada (4-1) y el primero ante Talleres, el que posibilitó un triunfo clave en Córdoba (2-0). Cuatro había metido en 91 partidos en Central, cuatro hizo en el Racing campeón. 

Fue, desde el comienzo, uno de los refuerzos que entró casi sin atravesar un período de desconfianza, sin miradas de reojo. A los pocos partidos ya parecía que tenía varias temporadas en Racing, casi un referente, por su personalidad y el peso que cobró en el plantel. Claudio Ubeda, capitán del equipo y ex Rosario Central como él, lo ayudó mucho en su adaptación a Buenos Aires y en su integración al grupo. Hasta lo llevó a vivir a un departamento en el mismo edificio que el suyo, en la avenida Alberdi, de Caballito. Así compartieron cenas con sus esposas, Natalia y María, los trayectos hasta los lugares de práctica un día en cada auto y los viajes a Rosario para visitar a sus familias. "Con Claudio hice una amistad especial", contó. Coincidieron hasta en cuestiones de descendencia, porque los dos tuvieron a su primer hijo durante este campeonato: Camila Ubeda y Bautista Loeschbor. "Vinieron los dos con un título debajo del brazo", dijo. 

Su apodo de toda la vida es Flaco, aunque el plantel le puso otro a su llegada: Kevin, por su parecido con uno de los integrantes de los BackStreet Boys. Fue un gaste a modo de bienvenida, de aceptación. "Esto es increíble. Mucha gente no confiaba en este equipo, pero al final demostramos que podíamos ser campeones", explicó ayer con emoción pero sin estar sacado, con una euforia tranquila. Y agregó sobre sus gritos clave: "No sé si éste fue el gol del título, tuve la suerte de hacer algunos muy importantes". Para Merlo fue una de las prioridades en el momento de armar este equipo y enseguida se convirtió en un indiscutido: jugó 18 partidos (17 completos) y contra Lanús no estuvo por una contractura. Hasta hace dos fechas, junto con Francisco Maciel, era uno de los dos que había estado en la cancha todos los minutos. 

Nació el Ciudad Italiana, Córdoba, hace 24 años. Lo descubrió Edgardo Bauza, en Corral de Bustos, hace seis veranos. Y en julio su carrera cambió para siempre, aunque su destino estuvo cerca de ser muy diferente. El Toluca de México tenía todo arreglado para comprarlo y hasta le había conseguido casa para que se instalara. Pero José Saturnino Cardozo le frustró el pase. ¿Por qué? Loeschbor se había enterado de un rumor (se decía que la esposa del delantero paraguayo andaba con el presidente del Toluca) y lo "comentó" en el partido entre Cruz Azul y Central por la Libertadores. No se lamentó demasiado en ese momento por perder esa oportunidad, menos ahora. 

Loeschbor pasará fin de año en Rosario, disfrutará de su familia y de su hijo Bautista. Como a todos los jugadores de este Racing, le llegó el tiempo de festejar y de descansar. Pero tendrá un plus único: su gol quedará registrado como el que terminó de hacer posible la utopía de Racing campeón. 


F: http://old.ole.com.ar/diario/2001/12/28/r-01401b.htm 

 

Fotos 



 


 


 



 
 


 


 



 


 



 



 



 



 





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